sábado, 4 de julio de 2009

A veces sólo quiero escribir. A veces sólo quiero tener un pensamiento profundo, como si me importara que alguien leyese lo que yo pienso. El problema usualmente es que no le digo a nadie que lea. Es como escribir cartas y no enviarlas. Es tan vacío como esa gente que vive para ser millonaria. ¡Já! Como si el dinero, las riquezas y los lujos les fuesen a servir.
Así sería. Tan inútil... Puede que la mitad de todo lo que escriba no tenga sentido, pero debo hacerlo. Así, por lo menos, le doy sentido a la otra mitad.
Creo que si uno no escribe las cosas que piensa pasan a ser genialidades efímeras. Es el mecanismo más hermoso: materializar lo inmaterial.
Los sueños en sí, ¿serán reales o irreales? Cada vez que sueño, a mi me parece que mis sueños son reales. Probablemente su contenido es algo fantaseoso, pero el sueño existió, estuvo ahí, en mi mente, pero estuvo. Entonces, ¿por qué decir que los sueños no son reales? Lo fueron, por lo menos. Tal vez los sueños no tienen la capacidad de generar cambios a nivel macro porque sólo son la modificación eléctrica de unas cuantas neuronas, ¿qué pasaría si muchísima gente soñase lo mismo, al mismo tiempo? ¿Se tornaría real lo que sucedió en el sueño?
Hace un tiempo soñé que mataban al presidente de un país. Hace poco soñé contigo. Hace menos soñé con el fin. Se podría decir que para mi esto es un nuevo comienzo, pues yo ya vi el fin. Cada día que termina es como morir. Es una ruleta, es un juego de azar. Nunca sabré si amaneceré despierto al día siguiente. Que rabia haberme ido a dormir sin haber hecho todo lo que quise, todo lo que pude, todo lo que debí hacer. Sabiendo que uno puede morir en la noche, muerte repentina, infarto fulminante, apagarse, "estirar la pata"; que desgracia saber, pues "Quien nada sabe, nada teme". Gracias a Dios amanecí hoy, espero amanecer mañana. Siento que aún me faltan muchas cosas por hacer, como hacer público algo de lo que pienso, ayudar a alguien, darle a alguien una razón para vivir o, simplemente, tener una familia. Tanto, tanto, y tan poco tiempo.

Espero que cuando nos vayamos a dormir, sintamos que "lo hicimos todo, lo quisimos todo, lo pudimos todo y se nos quebraron las manos, las manos y los dientes..."